La alegría estimula nuestros centros emocionales. Cuando éstos son estimulados, la alegría limpia y purifica todo nuestro sistema emocional. Expulsa todas las emociones negativas.
Cuando estamos alegres, no odiamos.
Cuando estamos alegres, no podemos estar enojados; ni siquiera tienes temor.
Cuando estamos alegres, no somos celosos ni vengativos.
La alegría cura nuestro cuerpo y emociones. Sin alegría, no podemos hacer nada constructivo.
La alegría coordina y sincroniza el engranaje de nuestra mentalidad. Coordina e integra nuestro cuerpo físico con el cuerpo etérico: con la parte electromagnética del cuerpo.
La alegría estimula nuestro sistema glandular.
Si nos disponemos a tomar una gran decisión, no seamos pesimistas, ni de mirada estrecha, no vacilemos, no tengamos miedo, ni nos alborotemos.
Limitémonos a estar alegres, y verás cuán acertada será tu decisión. Lo lamentable es que tomamos la mayoría de nuestras decisiones bajo presión, pesar, depresión, temor, ira u odio y, por esta razón, gran parte de ellas son erróneas. Sólo son correctas las decisiones que tomamos iluminados por la alegría, porque ésta expande nuestra conciencia, sincroniza nuestro mecanismo y elimina los prejuicios, las supersticiones y las ideas preconcebidas.
La alegría bruñe el espejo de nuestra mente, para que nuestra Alma refleje las decisiones en el lago del plano mental.
Cuando nuestros cuerpos físico, emocional y mental están sincronizados, alineados y purificados, nos hallamos en camino hacia la salud y la felicidad. Los médicos están descubriendo lentamente que, antes de curar el cuerpo, deben dar alegría al paciente.
La alegría interior es la que nos cura o ayuda al proceso curativo.
La Alegría: un Estado de Conciencia
La alegría es el gozo que se siente y experimenta solamente en la Triada Espiritual y en los planos superiores. La felicidad es la expresión más baja del gozo. Cuando estás feliz, quieres estar alegre; luego, cuando estás alegre, quieres estar gozoso.
Nos debemos volver felices, alegres y gozosos, a medida que marchamos hacia la perfección.