martes, agosto 22, 2006

La danza de la naturaleza.

El mundo Natural se mueve en ritmos, secuencias, y ciclos, el paso de las estaciones, el movimiento de las Estrellas, el flujo y reflujo de las mareas. Las estaciones no se empujan las unas a las otras; ni las nubes avanzan al viento a través de los cielos. Todas las cosas suceden en su momento adecuado, subiendo, cayendo, subiendo, como las olas de los mares, en la rueda del tiempo. En cada corazón del invierno yace una primavera templada, y detrás del velo de cada noche espera un amanecer sonriente.

El mundo natural baila al son de la música del cambio, el paso de las estaciones, las evoluciones de los cielos, el día convirtiéndose en noche. Todas las cosas ocurren en su propio momento, en el instante adecuado, cambiando y creciendo, apareciendo y desapareciendo, creciendo y decreciendo, el flujo y el reflujo. Cualquier cosa que sube baja, y cualquier cosa que baja puede subir otra vez. Esta es la Ley de los Ciclos: "Los vientos de cambio pueden venir con la fuerza de un huracán, destrozando nuestra vida, o como una suave brisa acariciando nuestro Saber, que ese cambio es la única constante, que ocurre con forma propia, y en el tiempo y espacio adecuados.

Siempre he tenido diferentes sentimientos sobre el cambio. Algunas veces cuando la vida se torna monótona, lo deseo, pero cuando las cosas van bien, un cambio puede ser difícil.

El cambio por sí mismo no es difícil. Pasa con tanta naturalidad como una puesta de sol. Pero la mayoría de nosotros buscamos rutinas familiares para crear una sensación de control, seguridad y orden en nuestra vida, por tanto, el cambio puede parecer una bendición o una maldición, dependiendo de nuestros deseos.

La Ley de los Ciclos nos recuerda, que el Universo está en continuo cambio, en continuo movimiento, que al mismo tiempo que las estaciones cambian, también debemos hacerlo nosotros, que nuestros viejos hábitos no han de controlar nuestra vida, que nuestro pasado no tiene por qué convertirse en nuestro futuro, y que la inercia del cambio nos lleva a una mayor consciencia, sabiduría, y paz.

Hacer de jardinero a través de las cuatro estaciones nos ayuda a entender e integrar dentro de nosotros, las lecciones que la Madre Naturaleza nos da sobre la Ley de los Ciclos: Aprendiendo que las semillas sólo se reproducen de su mismo tipo, que sólo recoges lo que siembras, que cada cosecha tiene un tiempo diferente de siembra, al igual que cada una tiene también un tiempo diferente de recogida, que cuando recoges la cosecha has de guardar algunas semillas para la siguiente siembra, que tienes que acabar un ciclo para poder comenzar otro, que hay un momento en todas las semillas para nacer, crecer, evolucionar, y eventualmente morir, para ser enterradas y de esa forma ser útiles como abono (experiencia) al plantar una nueva cosecha. Tal como las semillas, los ciclos de nuestras vidas se van sucediendo de la misma manera.

Esta es una invitación a disfrutar cada estación de nuestra vida. Preparar el terreno, con conocimiento y amor, pacientemente, luego plantar las semillas, hacer el trabajo, y luego recoger los abundantes frutos. Aceptar la buena fortuna y la adversidad como aceptamos el cambio de estaciones.

Disfrutar la helada belleza de un día de invierno y los calurosos días de verano, ya que con suficiente rapidez, cada estación, cada día, cada momento, pasa a la historia, y su parecido exacto puede no ser visto nunca más. En vez de desear el verano en medio del frío invierno o pedir vientos frescos en los calurosos días de verano, abracemos cada estación por sus propios regalos. Alinéate con los ciclos del tiempo y transformación, navegando sobre el cambio como los barcos sobre las olas. Todas las cosas tienen un momento más favorable y uno menos favorable. Las puertas se abren y se cierran; las energías suben y bajan. Un pensamiento o una acción iniciados cuando la energía está subiendo se encaminan fácilmente hacia su realización, pero un pensamiento o acción iniciado en un ciclo de descenso tiene una mayor dificultad para su realización.

Es entonces cuando la Ley de los Ciclos se combina con La Ley de la Acción para revelarnos que la paciencia es el mejor componente de la sabiduría. Decía el Sabio: La paciencia es un árbol de raíces amargas, pero de frutos muy dulces, la sabiduría de saber cuándo hay que actuar y cuándo hay que estar sereno, cuándo hablar y cuando callar, cuando trabajar y cuando descansar, cuándo subirte a la energía de un ciclo en construcción y cuándo esperar a la siguiente ola.

Nosotros somos como la cáscara de la nuez: si tratas de abrirla en el momento equivocado, no se abrirá, pero una vez que está madura, le das un golpe en el lugar adecuado, y se abre con facilidad. Recuerda la frase de sabiduría milenaria que dice: “Solo cuando los oídos del alumno estén preparados, aparecerá la voz del maestro”.

La vida diaria es nuestro proceso de maduración. Y un día, alguien o algo aparecerá y nos despertará, para que iniciemos nuestro proceso de apertura, hacia el conocimiento de nuestros propios procesos y a partir de ese momento se cruzaran en nuestra vida los seres que necesitemos, llegando tan lejos como quieras llegar en el proceso de aprendizaje, en función del trabajo y esfuerzo que pongas en ello.

sábado, agosto 19, 2006

En silencio.

Mi forma de moverme y mi forma de hablar están íntimamente relacionadas. Y ambas reflejan la forma en la que vivo y me vivo. No hay mejor sistema para conocernos a nosotros mismos que observar nuestros propios gestos, nuestra manera de andar, el tono con el que hablamos, la forma en la que miramos, cómo nos sentamos, nuestro ritmo de respiración...

Hacia dónde dirijo la mirada, cómo me toco a mi misma, cómo toco a los demás, dónde sitúo mi centro de gravedad... Cómo hablo, qué volumen y tono de voz uso, qué palabras utilizo, qué expresiones salen de mi boca, qué frases hechas se me escapan...

Observarme y ser consciente de estas pequeñas cosas me puede dar una cantidad de información y si cambio esas variables, cambiarán automáticamente otras cosas en mí. Pero lo que refleja mejor que nada nuestra forma de vivir son nuestros silencios, cómo manejamos el silencio o cómo respetamos el silencio de los demás.

El silencio es un purificador que me permite poner puntos y aparte, que me da la oportunidad de escuchar lo que otros me dicen, que crea un margen lo suficientemente amplio como para poder reflexionar. Mirar a la luna o a las estrellas en silencio, mirar el sol poniéndose por el horizonte en silencio, ver las olas del mar estrellándose contra la arena en silencio, recoger la sonrisa de un ser querido en silencio...

Las conveniencias sociales penan el silencio. Está mal visto estar en silencio delante de otras personas. En el ascensor nos ponemos nerviosos porque se espera que digamos algo ("parece que va a llover"). Si estamos en silencio, enseguida alguien nos dirá "¿en qué piensas?". Le decimos al niño que se calle y al mismo tiempo le impedimos estar en silencio.

El silencio es la llave que abre nuestra puerta interior, que nos permite mirar dentro de nosotros mismos. Estar en silencio no es estar callado, no es no hablar.

Estar en silencio es acallar nuestra verborrea interior, crear un espacio a la conciencia propia, dejar de hacer juicios de valor, es escuchar nuestros sentimientos.

Estar en silencio es estar callado por dentro, dejar que la fuerza de cada instante penetre hasta lo más profundo de nosotros mismos.

Estar en silencio es vivir la realidad, establecer contacto con lo que entra por mis sentidos.

Estar en silencio es hacer que las palabras adquieran su verdadera función de comunicación.
El silencio nos hace crecer y madurar.
Porque podemos estar en silencio aunque estemos hablando.

miércoles, agosto 09, 2006

El silencio del Alma

Los silencios mantienen los secretos, por tanto,
el sonido mas dulce es el sonido del silencio.
Esa es la cancion del alma,
algunos escuchan el silencio en la oracion,
otros cantan la cancion en su trabajo,
algunos buscan los secretos en la contemplacion tranquila.
Cuando se alcanza la maestria o se experimenta,
los sonidos del mundo pueden apagarse,
las distracciones aquietarse.
Toda la vida se convierte en meditacion.
Todo en la vida es una meditacion,
en la que contemplas lo Divino y experimentando de esta manera,
todo en la vida esta bendito.
Ya no hay lucha ni dolor ni preocupacion.
Solo hay experienciaRespira en cada flor,
vuela con cada pajaro,
encuentra belleza y sabiduria
puesto que la sabiduria se encuentra en todos los sitios donde se forma la belleza.
La belleza se forma en todas partes,
no tienes que buscarla, sino que vendra a ti.
Cuando actuas en este estado,
conviertes todo lo que haces en una meditacion y asi ,
en un don, en un ofrecimiento de ti a tu alma y tu alma a El Todo.
Al lavar los platos, disfruta del calor del agua que acaricia tus manos,
al preparar la cena, sientes el amor del universo que te trajo este alimento
y como un regalo tuyo al preparar esta comida viertes todo el amor de tu ser
Al respirar, respira largo y profundo, respira lenta y suavemiente,
respira la suave y dulce naderia de la vida,
tan plena de energia, tan plena de amor.
Es amor de Dios lo que esa respirando, respira profundamente y podras sentirlo.
Respira muy, muy profundamente y el amor te hara llorar.......... de alegria.
Porque conociste a tu Dios y tu Dios te presento con tu alma
Utiliza tu vida como una meditacion y todos los eventos en esta.
Camina en la vigilia, no dormido.
Muevete con perfeccion,
no sin esta y no te detengas en la duda ni el temor,
tampoco en la culpa ni en la autorrecriminacion,
reside en el esplendor permanente con la seguridad de que eres muy amado.
Siempre eres Uno con Dios
Siempre eres bienvenido a casa.
porque tu hogar es MI corazon y Mio es el tuyo.
"Somos todo lo que es, todo lo que fue y todo lo que sera".

martes, agosto 01, 2006

El ahora.

La entrega es la simple, pero profunda sabiduría de ceder más que oponerse al fluir de la vida. El único lugar donde se puede experimentar el fluir de la vida es en el Ahora, así que entregarse es aceptar el momento presente incondicionalmente y sin reservas. Es abandonar la resistencia interior a lo que es, por el juicio mental y la negatividad emocional.

Se vuelve particularmente pronunciada cuando las cosas "van mal", lo que significa que hay una brecha entre las demandas o expectativas rígidas de nuestra mente y lo que es. Esa es la brecha del dolor. Es precisamente en estas ocasiones cuando se debe practicar la entrega, si queremos eliminar el dolor y la tristeza de nuestra vida. La aceptación de lo que es, lo libera inmediatamente de la identificación con la mente y así lo vuelve a conectar con el Ser. La resistencia es la mente.

La entrega es un fenómeno puramente interior. No significa que en el exterior no se pueda actuar y cambiar la situación. De hecho, no es la situación total lo que se debe aceptar cuando se entrega, sino sólo el minúsculo segmento llamado el Ahora. Por ejemplo, si estuvieras atascado en el barro en algún sitio, no dirías: "Bien, me resigno a quedarme en el barro".

La resignación no es entrega. No tiene que aceptarse una situación vital indeseable o desagradable. Ni necesitamos engañarnos y decir que no hay nada malo en estar atascado en el barro. No, reconocemos completamente que queremos salir de ahí. Entonces concentramos nuestra atención en el momento presente sin etiquetarlo mentalmente de ninguna forma. Esto significa que no se juzga al Ahora. Por lo tanto, no hay resistencia, ni negatividad emocional. Aceptamos el ser del momento. Entonces emprendemos la acción y hacemos todo lo que podemos para salir del barro. Tal acción la llamo acción positiva. Es mucho más efectiva que la acción negativa, que surge de la ira, la desesperación o la frustración. Hasta que logremos el resultado deseado, continúa practicando la entrega sin calificar el Ahora.

La incapacidad de aceptar endurece nuestra forma psicológica, la cáscara del ego, y crea así un fuerte sentido de separación. El mundo que nos rodea y en particular la gente se perciben como amenazas. Surge la compulsión inconsciente de destruir a los demás por medio del juicio, así como la necesidad de competir y dominar. Incluso la naturaleza se convierte en nuestra enemiga y nuestras percepciones e interpretaciones están dominadas por el miedo. La enfermedad mental que llamamos paranoia es sólo una forma un poco más aguda de este estado normal, pero disfuncional, de conciencia.

La entrega es perfectamente compatible con la acción, con iniciar cambios o lograr metas. Pero en el estado de rendición hay una energía totalmente diferente, una cualidad distinta, que fluye en su actuar. La entrega nos vuelve a conectar con la fuente de energía del Ser y si nuestra actuación está infundida por el Ser, se convierte en una celebración gozosa de energía vital que nos lleva más profundamente al Ahora. Por medio de la no resistencia, la calidad de nuestra conciencia y, por lo tanto, la calidad de todo lo que estamos haciendo o creando se realzan inconmensurablemente. Los resultados entonces se producirán por sí mismos y reflejarán esa calidad. Podríamos llamar a esto "acción entregada".

La cualidad de nuestra conciencia en este momento es la que constituye el determinante principal del tipo de futuro que experimentaremos; así, entregarse es lo más importante que podemos hacer para producir un cambio positivo. Cualquier acción que realicemos es secundaria. No puede surgir una acción verdaderamente positiva de un estado de conciencia sin entrega. En el estado de entrega, vemos muy claramente lo que debe hacerse y actuar haciendo una cosa cada vez y concentrándose en una cosa a la vez. Aprender de la naturaleza: ver cómo todo se logra y cómo el milagro de la vida se despliega sin insatisfacción o infelicidad. Por eso Jesús dijo: "miren los lirios, cómo crecen; ni se afanan ni se enredan". Si nuestra situación general es insatisfactoria o desagradable, separa este instante y entrégate a lo que es. Esa es la linterna que atraviesa la niebla. Nuestro estado de conciencia deja entonces de ser controlada por las condiciones externas. Ya no dependemos de la reacción y la resistencia.

Mira los detalles específicos de la situación. Pregúntate: "¿Hay algo que pueda hacer para cambiar la situación, mejorarla o apartarme de ella?" Si es así, actúa apropiadamente. No te concentres en las cien cosas que harás o podrías hacer en el futuro sino en la única que puedes hacer ahora. Esto no significa que no debamos planear. Puede ser que esa planeación sea lo único que se puede hacer ahora. Pero asegúrate de no empezar a proyectar "películas mentales", a proyectarte a sí mismo hacia el futuro y a perder así el Ahora.

Cualquier acción que se emprenda puede no producir fruto inmediatamente. Hasta que lo haga, no nos resistamos a lo que es. Si no se puede actuar y tampoco se puede apartar de la situación, úsela para ayudarte a profundizar más en la entrega, para profundizar más en el Ahora, en el Ser. Cuando entramos en esta dimensión intemporal del presente, el cambio llega a veces de forma extraña sin necesidad de mucha acción de su parte.

La vida se vuelve cooperadora y viene en nuestra ayuda. Si factores internos, como el miedo, la culpa o la inercia nos impiden actuar, se disolverán a la luz de nuestra presencia consciente. No confundamos la entrega con una actitud de "Nada me puede molestar ya" o "Ya no me importa". Si lo miramos de cerca, descubriremos que tal actitud está teñida de negatividad en forma de resentimiento oculto y por lo tanto no es entrega sino resistencia enmascarada. Según nos entregamos, dirigimos nuestra atención hacia el interior para comprobar si queda alguna huella de resistencia dentro de nosotros. Está muy alerta cuando lo hagas; de otra forma la resistencia puede seguir ocultándose en algún rincón oscuro, en forma de un pensamiento o una emoción no reconocidos.

Te deseo un día lleno de conciencia del Ahora, lleno de aceptación y de conciencia para sentir como fluye la vida en tu interior, ese espacio donde todo está bien.