domingo, julio 22, 2012

El reconocimiento de los padres.

Es importante que los hijos reconozcan a sus padres. “Honrando a los padres, algo se arregla en las profundidades del alma”, dice Hellinger y describe que no les corresponde a los hijos juzgar a sus padres, ya que el hecho de convertirse en padre o madre no depende de cualidades morales, sino de un acto determinado, establecido de antemano e independiente de características morales. “Los padres merecen el reconocimiento como padres por la consumación de un acto, y sólo por esta consumación.” Aquí, no hay lugar para juicios morales; desde este punto de vista, no hay padres buenos o malos. Los padres les dan a los hijos la vida, el bien supremo, y es esto lo que los hijos deben agradecer.

El respeto ante los padres como fundamento de la propia identidad

Este enfoque naturalmente es provocativo. ¿Cómo podrá un hijo respetar a sus padres cuando éstos abusaron de él, lo maltrataron o lo dieron? Aquí, la atención se centrará en no confundir los niveles. Cuando se trata de que una persona, en su desarrollo, llegue a estar “completo”, es imprescindible integrar interiormente a ambos padres. Una persona sólo puede encontrar su identidad estando en paz con ambos padres. “Cuando se excluye a uno de los padres, el hijo sólo está a medias, sintiendo el vacío y la falta, lo cual es la base de la depresión. La depresión se sana integrando al padre o a la madre excluidos, dándole su lugar y su dignidad.”

Muchas veces, las personas sienten el miedo de hacerse como sus padres, pero este rechazo de determinadas características de los padres únicamente los lleva a rechazarse también a ellos mismos.

El tomar e integrar al padre y a la madre es un proceso independiente de sus cualidades y de sus actos posteriores, “es un proceso curativo” que nos llena de amor, abundancia y paz.

Honro a mi papa y a mi mama y les digo GRACIAS POR LA VIDA QUE ME DIERON.