miércoles, julio 26, 2006

Conectarnos a la vida

Desde que salimos del vientre materno y respiramos por primera vez se considera que estamos vivos, pero... ¿Realmente lo estamos? Somos seres vivos dotados de voluntad, libre albedrío y conciencia, pero, ¿Estamos conscientes de nosotros mismos?

Las anteriores preguntas pudieran parecer triviales, hasta que consideramos la importancia de las actitudes en la vida. En la vida la actitud define los desenlaces, y una vida que se emprende consciente de estar vivos y con la conciencia de formar parte de un universo en armonía, facilita adoptar una actitud de vivir sanamente a plenitud. Pero, y si es tan sencillo, ¿Por qué no siempre se logra? Precisamente porque es tan sencillo, podemos algunas veces confundir lo que consideramos es "Estar Vivos".

Vivir es disfrutar, sonreír y amar. Disfrutar del simple hecho de estar vivos, sonreírle a la vida cada vez que vemos salir el sol y escuchamos trinar un pájaro, y amar nuestra esencia al verla reflejada en nuestros semejantes. Se trata de tomar conciencia no solo de la chispa de vida que existe dentro de nosotros, sino también de la fuente de vida que nos alimenta con cada respiración. Asumir actitudes como esa permite la existencia de la espontaneidad en nuestras vidas, y a través de ella conectarnos con el fluir de la Vida para permitir que maravillas se manifiesten en nuestras vidas.

Para lograr todo esto es suficiente con amar la vida, el detalle está en que algunas personas, por diferentes razones, pueden sentir temor a vivir. Y al conectarse con este sentimiento hacia la vida lejos de conectarse con la abundancia, la rechazan, y por supuesto, lo que se manifiesta en sus vidas no es precisamente lo que deseaban. Tal vez nos preguntemos ¿Cómo puede alguien temer a disfrutar de la alegría de vivir?, la respuesta es muy sencilla, y la causa podría ubicarse en experiencias vividas en la niñez.

Ser espontáneos y fluir es natural para los niños. Los niños son un vivo ejemplo de lo que es "Estar Vivos". Son totalmente naturales, están integrados con la naturaleza, al punto de sentirse uno con el viento (has visto a un niño girar con sus brazos abiertos levantando la vista al cielo), responden el palpitar de la vida dentro de si mismos y el ambiente que les rodea sin pensar, simplemente actúan. Son vivos ejemplos de la coherencia con la que todo ser humano nace. Cuando un niño desde su imaginación habla sobre algo, lo siente como real, y actúa para convertirlo en realidad.

El detalle está en las consecuencias de esas acciones emprendidas desde la ingenuidad característica de los niños. Veamos un ejemplo. Supongamos que un niño tuvo la brillante idea de experimentar la vida en exteriores, y se le ocurre tomar del closet de sus padres los mejores vestidos de su madre y los mejores trajes de su padre para construirse una carpa. Procede a llevarlos al patio, donde con ayuda de unas ramas (que antes eran el arbusto preferido de mamá), construye su tienda de campaña en la cual da rienda suelta a su imaginación para reproducir un ambiente de selva tropical (lluvia y lodo incluidos).

¿Cuál crees que serán las consecuencias de sus acciones? Hasta ahora sonaba divertido el relato, Imagina por un momento que fue tu hijo(a) el/la protagonista, ¿Qué harías? De la actitud asumida por los padres dependerá en gran medida la actitud que este asuma ante la vida. Y no podría ser de otra manera, pues si recibe una tunda y se le dice que "arruinó toda la ropa de sus padres" verá transformarse a su diversión (disfrute de la vida, alegría de vivir) instantáneamente en sufrimiento, y asumiría una actitud temerosa cada vez que sienta el impulso de vida que lo llevo a emprender la mencionada aventura. Por favor obviemos lo referente a la debida orientación de ese niño, y concentrémonos en comprender que para un niño es incomprensible como algo que para él fue tan divertido puede molestar tanto a sus padres, y eso nos ayudará a entender porque comienza entonces a temerla a la vida.

A menos que los padres de ese niño sean especialmente cuidadosos para orientarlo correctamente en la manifestación de sus impulsos vitales, este podría comenzar a reprimirlos. Si eso sucede, ese niño podría crecer sintiéndose inadecuado, incomprendido y culpable, y en algunos casos, de una manera desproporcionada para las situaciones que vive.
Cualquier persona que crezca con esas experiencias, sin ser capaz de satisfacer sus impulsos vitales de una manera constructiva, podría sentirse perturbado, y consecuentemente estaría cada vez menos en contacto con su energía vital, y menos dispuesto a permitirse expresarla. En consecuencia, podría desarrollar un miedo a la vida que le acompañe inconscientemente limitando su plenitud, hasta que decida deshacerse de él. Y para deshacerse de él, ayuda comprender cómo se manifiesta para poder identificarlo.

El miedo a la vida por lo general tiende a expresarse desde dos ángulos. El primero interno, le tememos a lo que llevamos dentro, nuestras motivaciones, nuestro impulso vital que nos impulsa a actuar, tememos conocernos. Y el segundo desde el exterior, le tememos a las situaciones externas que pudiéramos encontrar en nuestro camino y a las consecuencias que pudiera causar. De esa manera el miedo a vivir puede transformarse fácilmente en miedo a sufrir, y de esta manera limitar aun más nuestra expresión de vida. Podríamos sentir que si vivimos menos, sufriríamos menos, y en consecuencia estaríamos cada vez menos dispuestos a correr riesgos, por muy pequeños que sean. Si nos examinamos internamente, ¿Encuentras alguno de estos detalles dentro de ti? Si es así alégrate, ese es el primer paso para deshacerte de ellos y recuperar una vida plena, recuerda que renacer es parte de vivir.

El camino más directo para entrar en contacto con la alegría de vivir para recuperar el amor a la vida es probablemente a través de la conciencia de nosotros mismos. Pero, ¿Qué es tener conciencia de nosotros mismos? Esto significa estar constantemente conscientes de nuestros pensamientos, palabras, sentimientos y acciones, así como de nuestras respuestas a los estímulos externos, y ser capaces de comprender como surgen. Tener un alto grado de conciencia de nosotros mismos nos permite evaluarnos, así como a nuestros valores, fortalezas y debilidades. Y a su vez comprender nuestros miedos y debilidades nos facilita superarlos. Para aumentar nuestra conciencia de nosotros mismos es suficiente con mantenernos alertas durante el mayor tiempo posible, y reflexionar sobre nuestros pensamientos y lo que decimos y hacemos.

La reflexión es una herramienta sumamente útil para lograr este propósito. Podemos emplearla reflexionando sobre nuestras fortalezas o aspectos positivos, así como sobre nuestras debilidades o aspectos negativos, y preguntarnos porque existen esas debilidades en nosotros.
Podemos ayudarnos reflexionando sobre hechos concretos como por ejemplo, ¿Por qué temo hablar en publico?, ¿Por qué temo compartir lo que siento, o lo que pienso?, al meditar sobre esto encontraremos la causa y podremos conectarnos con la fortaleza que nos permitirá superarlos.
Tomar conciencia de nosotros mismos involucra evaluar información acerca de nosotros y del medio que nos rodea en un determinado momento de nuestras vidas.

Nuestra percepción de lo que somos está relacionada a: Los estímulos que perciben nuestros sentidos. La manera como los interpretamos. Nuestros sentimientos y emociones. Nuestras intenciones (lo que queremos o deseamos). Y nuestras acciones o comportamiento. Lo anterior es siempre parte de nosotros, el detalle está en permanecer conscientes de ello.

Estar conscientes de nosotros mismos requiere estar conscientes tanto de lo que sucede en nuestro interior como de lo que sucede en el exterior simultáneamente. Tal vez parezca complicado, pero con solo un poco de práctica desarrollamos el hábito de permanecer alertas automáticamente, y cosechamos los beneficios que incluyen: Aumento de la conciencia de quienes somos. Aumento de las opciones que tenemos para expresarnos. Más oportunidades de compartir con los demás desde lo que somos. Aumento de la congruencia en la comunicación. Aumento de la auto estima y confianza en si mismo. Y por si fuera poco, conexión directa con la fuente de vida que brota dentro de nosotros, y la seguridad suficiente para permitirle expresarse plenamente.

Las alas no crecen en las orugas, sólo cuando se arriesgan a encerrarse en un capullo pueden transformarse en una maravillosa mariposa para poder volar libremente. Al poner en práctica lo anterior podemos asumir la aventura de entrar en el capullo de nuestro ser interior para recuperar las alas que son nuestras por derecho de nacimiento.

miércoles, julio 19, 2006

El poder de elegir.

El ser humano ha olvidado que hace millones de años comenzó un juego. El juego consistía en ignorar momentáneamente su esencia divina. Poco a poco dejó de ver las cosas tal como eran para crear una realidad a partir de un sistema de creencias, inconsciente e incontrolado, según los modos negativos de la propia vida emocional.

La vida es una sucesión infinita de puertas cerradas, semiabiertas o entornadas. Difícilmente encontremos puertas completamente abiertas, salvo las que nos han abierto otros y nos han invitado a entrar. Y a veces entrar es como encerrarse. Ellos han elegido por nosotros sin que nos demos cuenta. Pensamos que es el curso natural de las cosas. Que otros señalen nuestros caminos, nuestro caminar. Y no esta mal.

Desde que nacemos necesitamos esa primera guía, esa primera indicación. No sólo la necesitamos, sino que la exigimos: ¿qué ropa de pongo mamá? ¿esta bien que diga tal cosa? Si bien en los primeros años de la adolescencia nos sentimos oprimidos por tanta indicación, y nos creemos capaces de revelarnos contra el mundo y de saber que puertas debemos abrir, al cabo de unos años nos damos cuenta, aunque no lo reconozcamos, que lo que en realidad hacemos es buscar nuevas fuentes que nos indiquen por que caminos transitar.

Padres, hermanos, maestros, amigos, vecinos, le danos voz a quien pueda indicarnos un camino útil, o que lo parezca. Pero los años siguen pasando, miramos las puertas abiertas, nos reprochamos por haber traspasado algunas y pensamos que no existen muchas otras. Creemos que las abiertas son casi las únicas que se podrán abrir. Intuimos en el fondo de nuestro corazón que debe haber otras. Miramos a nuestro alrededor y vemos que otros han abierto otras. Pero, nos decimos, ellos tuvieron más suerte, una mejor familia, más dinero, más belleza, inteligencia, mejores contactos.

Elegir, es lo que se llama tener libertad “la libertad de escoger entre una cosa u otra”. Ahora, la cuestión reside en saber si estamos eligiendo lo que realmente deseamos de la vida. La pregunta que debemos contestarnos, sería la siguiente: ¿Estoy eligiendo lo que me gusta para vivir mi vida plenamente?

Si tu respuesta, es no, y tienes mil excusas, porque no tengo estudios suficientes, porque no tengo dinero suficiente, porque no soy tan hábil, porque soy mujer, o porque soy muy joven o muy viejo, porque ya no tengo tiempo, etc., entonces has caído entre aquellos personas que sufren de una enfermedad muy generalizada, que se llama "Excusivitis Aguditis"

La verdad, es que siempre hemos tenido la libertad de elegir, en cada momento de nuestra vida. Si eres un inválido o enfermo, puedes tener menos opciones, pero si estás entre aquellos que tienen el privilegio de contar con todos sus órganos, entonces no hay excusa que valga. Inclusive, puede ser que pienses que no has tenido la libertad para elegir, cuando en realidad, lo que ha sucedido, es que no te has decidido a reclamar lo que por derecho te pertenece.

¿Cómo es que tomas tus decisiones? ¿Basado en qué?
Debería… Haces lo que crees que deberías hacer.
Para complacer a otros.- Haciendo lo que otros quieren, o haciendo lo que esperan de ti.
Por miedo.- Escogiendo el camino seguro, por miedo a hacer algo diferente.
Por hábito.-De hecho, nunca has pensado en lo que haces, porque estás acostumbrado a hacerlo del mismo modo siempre.

O viéndolo de diferente manera, sabes que posees "El Poder de elegir” cuando tú decides en base a:
Deseo.- Eligiendo lo que tú quieres.
Necesidades.- Eligiendo de acuerdo a tus más grandes anhelos.
Autenticidad.- Eligiendo con la seguridad de que tú sabes quién eres y sabes el terreno que pisas.
Intelectual.- Te esfuerzas en ser alguien en la vida.

O sea que estás completamente convencido de que tienes una gran variedad de opciones para escoger y juegas con esas opciones para elegir según tu criterio. Teniendo muy claro lo que tú quieres, existe un propósito al que darle sentido. Con un objetivo, al cual dirigirte, sabrás fácilmente que te funciona para escoger lo más conveniente.

Ahora, hagamos un alto en el camino, para que te hagas otras preguntas:
¿Por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo?
¿Cuál es el objetivo que deseo alcanzar?
¿Estoy feliz de hacer, lo que hago todos los días?
¿Me siento realizado porque estoy persiguiendo un objetivo definido?

¡Anota tus respuestas! Sé consciente, de cómo estás utilizando el material del que está hecha tu vida. Es decir, date cuenta como estás invirtiendo "tu tiempo". Esto te hará reflexionar y "DECIDIR" si lo que estás haciendo te gusta o en su caso, dejarlo de hacer, porque ¡NO LO QUIERES HACER MAS!

Nunca permitas, que se te pasen los días, las semanas, los meses y los años, sin saber si lo que estás haciendo ha sido seleccionado por ti. Tampoco te permitas jugar el rol de víctima, porque aquellos que han aceptado ese papel, lo que en realidad han hecho, es que han dejado a un lado "SU PODER DE ELEGIR"

Tú y solamente tú, eres responsable de tu vida. Eres como la estrella de tu propia película. Cuando te des cuenta de tu propio valor, entonces podrás utilizar tu poder interno, para reclamar lo que quieres de la vida y aprovechando tu tiempo hacer las elecciones que te parezcan correctas.

Para que todo salga bien, debemos tener la mente abierta. No te debemos encerrarnos en el mundo de la rutina. Selecciona un área donde estés insatisfecho con tu vida y elige hacer algo nuevo, algo que te saque de lo monótono. Arriésgate más, haciendo y comportándote de manera diferente. Pónte tus mejores ropas y camina con orgullo.

El poder de elegir y el valor de cambiar lo que no te agrada, serán parte de tus nuevas herramientas. Muy pronto, estarás sorprendido, de que tan sencillo será lograr lo que te propongas. Tendrás la oportunidad de construir tu futuro, sentando las bases en el presente y olvidándote del pasado.

Quizás deberíamos volver un poco a ser niños. Comenzar a dibujar muchas puertas en un papel. Ponerles nombre, señalar caminos. Dar vuelta el papel y seguir dibujando puertas. Luego, sentarnos tranquilos con un café en mano, mirar los dibujos a distancia, reflexionar, analizar. Escuchar lo que el tacto de nuestras manos con el lápiz y el papel nos tiene que decir. Quizás nos demos cuenta que tenemos el poder. El poder de imaginar, de crear, de dibujar puertas y caminos, de inventarlos. Finalmente, quizás comprendamos que tenemos el poder de elegir cual deseamos abrir.

Aunque nos cueste reconocer, somos lo que comemos y comemos lo que sembramos. Dicho en otras palabras, recibimos lo que damos. El mundo que vemos como nuestro exterior es un espejo que nos refleja en cada momento nuestro estado interior.

Victor Frankl, "Todo lo que amamos se nos puede arrancar; lo que no se nos puede quitar es el poder de elegir qué actitud asumir ante estos acontecimientos".

lunes, julio 10, 2006

El arte de vivir.

El "arte de vivir" es una expresión extraña. Los griegos fueron los que elaboraron la teoría del arte. Buscando las razones y las reglas, llegaron a la conclusión de que había cinco elementos que debían hallarse siempre, para que algo fuese considerado "una obra de arte": orden, equilibrio, contraste, unidad y armonía. Estos cinco elementos representen la expresión de las aspiraciones que todos tenemos para nuestras vidas. Buscar en cada uno de nosotros esos cinco atributos, podría dar como resultado una perfecta obra de arte. Podríamos probar...todos tenemos algo de artistas.

¿Qué cosas necesitamos para sobrevivir? Entre las respuestas más evidentes figuran el aire, los alimentos, un lugar donde refugiarnos, vestimenta, agua, etc. No podemos negar que tenemos cuerpos y que "ineludiblemente" necesitamos satisfacer sus requerimientos. Al igual que otros seres vivos, el ser humano cubre sus necesidades básicas a través de su instinto de supervivencia. Pero hay algo que nos diferencia de las otras especies; algo superior al instinto de supervivencia.

Una chispa especial está latente en cada uno de nosotros: el espíritu de superación o de trascendencia. Esta chispa enciende la fuerza que nos impulsa a avanzar; a mejorar; a corregir errores; a sostenernos ante las dificultades y a trascenderlas; a realizar nuevas conquistas (un nuevo amor, más conocimientos, mejor trabajo, más riquezas materiales o espirituales).

El espíritu de superación nos da la energía necesaria para trabajar duro, para enfrentar aquellas cosas que no son fáciles. Nos da tenacidad, capacidad de soportar y de luchar y, sobre todo, nos brinda la fuerza que jamás nos permitirá rendirnos... Aprendemos a detener la marcha... y pensar.

Todo lo que transcurre a nuestro lado y creemos que está fuera de nosotros, en realidad, también está dentro. Eres todo lo que eres...Lo primero que necesitamos hacer, para conocernos a nosotros mismos, es disolver los prejuicios, que son las ideas pre-concebidas, lo que creemos sobre nosotros mismos y sobre los demás, aquello que "pensamos... sin pensar".

Aprendemos a ver y reflejarnos... en los espejos del alma. Cuando estamos con otra persona, ésta siempre tiene una razón tan poderosa como la nuestra. Puede estar equivocada, pero lo que dice es lógico para ella. Si confrontamos con lo que la otra persona expresa, estamos planteando una "lucha a ciegas" donde, lo primero que hacemos, es golpear a la persona en lugar de su discurso... y la otra persona hará lo mismo.

Para bien o para mal, el juego de la comunicación es un espejo. Nuestro golpe nos dolerá. Si no tenemos en cuenta el "efecto espejo" que tiene cada confrontación y no aprendemos a detenerla a tiempo, nuestras discusiones siempre desencadenarán situaciones de lucha, de defensa y ataque, muy poco efectivas para las relaciones humanas.

El cambio personal es un proceso continuo que requiere renunciar a antiguas conductas y puntos de vista, considerando nuevas posibilidades e incorporándolas. Consiste en desafiar las viejas ideas, adquirir conciencia, experimentar la esperanza y probar nuevas formas de hacer las cosas, más congruentes con lo que realmente queremos. Pero esto no es fácil ni lineal. A veces se producen desviaciones, incongruencias, avances y retrocesos, superposiciones y espacios vacíos. En realidad, es una cuestión bastante desordenada.

El cambio personal toma tiempo y exige persistencia, compromiso y paciencia que puede llegar a ser muy desalentador. Y, cuando el corazón se rinde, es fácil perderse en atajos, callejones y vericuetos.

Transitar el camino del desarrollo personal, cambiar, crecer, superarse y mejorar... es como cultivar una hermosa flor. No sólo se siembra la semilla, sino que necesita mucha atención, cuidado y protección. Necesita ser nutrida. Una flor es muy frágil y su vida no es muy larga, pero es una obra de arte que embellece nuestro mundo y deleita a todo aquel que la observa. Lo mismo puede ocurrir con nosotros..."Todo cambio, aún el más esperado, tiene su melancolía porque dejamos atrás una parte de nosotros. Debemos morir, antes de poder entrar en otra vida"

Claves para el despertar:
No comparar
No confrontar
No juzgar
No expectativas

Si observar
Si Silencio (mental)
Si contemplar
Si vivir
Si experimentar
Si verificar