El discernimiento es la capacidad de conocer aquello que en última instancia es para nuestro bien mayor. Podemos saber lo que es correcto para nosotros cuando escuchamos nuestro corazón y reflexionamos sobre nuestras elecciones. Es la capacidad de conocer en nuestra cabeza y corazón que algo o alguien es adecuado para nosotros. Muchas veces nos esforzamos por volver adecuada una situación o una persona en vez de preguntarnos si es persona o situación es lo mejor para nosotros. Cuando discernimos nos estamos valorando a nosotros mismos en todos los niveles y hacemos elecciones que reflejan ese nivel de autovaloración, vemos las cosas claramente y expandimos nuestra visión más allá de nuestros temores y dudas acerca de nosotros mismos.
Solo nos es posible discernir cuando somos capaces de tomar distancia de mis opiniones y de mi contexto, esto me permite percibir con mayor claridad… al combinar desapego y enfoque veo la escena completa, todas sus partes, así puedo comprender la verdad del momento y observar en el presente, en el aquí y ahora, desde una posición firme y segura, atenta, escuchando, alerta, disponible y confiando en nosotros incluso cuando enfrentamos opiniones contrarias o ideas obsoletas pero activas. Es el poder para escuchar lo que ya sabemos profundamente. La confianza en nosotros mismos es la clave, mientas mas confianza mejor sabemos distinguir cuando el sentido del conocimiento es preciso.
No puede haber discernimiento sin la cualidad del Amor, la forma más elevada de sensibilidad - cuando todos los sentidos están floreciendo juntos. Sin esta sensibilidad - no hacia los propios deseos, problemas y toda la insignificancia de la propia vida particular.
Para que el discernimiento exista, es esencial que haya libertad con respecto al dolor, a la aflicción, a la soledad. El discernimiento no es un movimiento continuo; no puede ser capturado por el pensamiento. Es inteligencia suprema, y esta inteligencia utiliza al pensamiento como una herramienta. Es inteligencia con su amor y belleza. En realidad, son inseparables; de hecho son una sola cosa. Esa cosa es lo total - que es lo sagrado en su máxima expresión.
El Poder de discernir es una hermosa llave para abrir en la vida la apariencia de lo mágico, es lo que nos permite capturar la maravilla, y protege nuestra sensibilidad mas profunda y desde allí tomamos las decisiones mejores para nosotros.
Solo nos es posible discernir cuando somos capaces de tomar distancia de mis opiniones y de mi contexto, esto me permite percibir con mayor claridad… al combinar desapego y enfoque veo la escena completa, todas sus partes, así puedo comprender la verdad del momento y observar en el presente, en el aquí y ahora, desde una posición firme y segura, atenta, escuchando, alerta, disponible y confiando en nosotros incluso cuando enfrentamos opiniones contrarias o ideas obsoletas pero activas. Es el poder para escuchar lo que ya sabemos profundamente. La confianza en nosotros mismos es la clave, mientas mas confianza mejor sabemos distinguir cuando el sentido del conocimiento es preciso.
No puede haber discernimiento sin la cualidad del Amor, la forma más elevada de sensibilidad - cuando todos los sentidos están floreciendo juntos. Sin esta sensibilidad - no hacia los propios deseos, problemas y toda la insignificancia de la propia vida particular.
Para que el discernimiento exista, es esencial que haya libertad con respecto al dolor, a la aflicción, a la soledad. El discernimiento no es un movimiento continuo; no puede ser capturado por el pensamiento. Es inteligencia suprema, y esta inteligencia utiliza al pensamiento como una herramienta. Es inteligencia con su amor y belleza. En realidad, son inseparables; de hecho son una sola cosa. Esa cosa es lo total - que es lo sagrado en su máxima expresión.
El Poder de discernir es una hermosa llave para abrir en la vida la apariencia de lo mágico, es lo que nos permite capturar la maravilla, y protege nuestra sensibilidad mas profunda y desde allí tomamos las decisiones mejores para nosotros.