"El límite personal tiene que ver con aquello que es tan parte de mi ser que, al transgredirlo, no tengo posibilidad de ser feliz, porque dejo de ser yo mismo". Y aquí nuestra cultura nos juega una mala pasada al convencernos de que, si realmente quiero, puedo hacer cualquier cosa por el otro.
Los límites personales son la distancia, la división que marcamos entre tú, las otras personas y el mundo, y que depende de pensamientos, actividades y sentimientos que van o no de acuerdo a nuestros intereses y deseos particulares, entre lo que soy y no soy yo, dónde termino yo y comienza el otro o el mundo. Es una línea que trazamos para proteger a una parte o a toda nuestra vida de ser controlada, malentendida, o no considerada.
Este proceso se desarrolla con fuerza en la adolescencia, cuando se define la identidad. Es un camino que empieza al nacer y continúa a lo largo de nuestras vidas. El problema es que algo tan simple y socialmente incorporado, que en la adultez se pierde de vista y nos podemos quedar enredados en experiencias de vida inconducentes, con una dosis importante de sufrimiento e impotencia. Son pieza clave de nuestra salud interior y de la salud en nuestras relaciones; Constituyen una gran barrera o un apoyo único en el camino hacia nuestros objetivos y sueños personales y profesionales.
Cuántas veces hemos escuchado que si hay amor verdadero basta, que todo lo demás se puede resolver. Y ahí nos encontramos apostando al amor, haciendo nuestro mejor esfuerzo y, con tristeza o impotencia, dándonos cuenta de que esa frase, desgraciadamente, no siempre es correcta. Por ejemplo en nuestras relaciones de pareja, el vivir la vida desde la compañía de otros puede ser el límite de uno de los integrantes de la pareja, y el vivirla desde la intimidad y soledad puede ser el límite del otro. Al intentar transgredir sus límites por amor mutuo, están traicionando la esencia de cada uno y no logran, en ese renunciar, ser felices.
Podemos modificar la mayoría de nuestros gustos, estilos, incluso ideologías en el encuentro con otro (s), lo que posibilita las relaciones humanas. Ese microespacio que determina nuestra esencia, nuestros límites, aunque nos estemos muriendo de amor por otro, no podemos transarlo porque significa transgredirse a uno mismo, con todo el sufrimiento que eso conlleva.
Nosotros generalmente no establecemos nuestros límites de una forma entendible y consciente, sino que los vamos estableciendo dependiendo de la forma en que permitimos que nos traten. Esta actitud puede causar problemas, pues hay personas a las que hay que expresarles cuales son nuestras fronteras de una forma clara e inequívoca. La gente no adivina lo que nosotros queremos o lo que pretendemos que hagan. Esperar que nos adivinen nos puede ocasionar problemas, es mejor hablar claro. Por ejemplo: si no te gustan la forma de bromear de alguien contigo tienes que hacérselo saber porque sino esta persona continuara bromeando de la misma forma, aunque a ti no te guste.
Cuando nuestros limites son violados nos corresponde a nosotros aclarar la situación con quien los invade. Estos límites se ven fortalecidos cuando aprendemos a decir Si a algunas situaciones o a decir No a otras. El poner límites no tiene que ver nada con la agresividad ni es un acto de violencia, sino que consiste en ser sinceros cuando se pide que se nos respete. Hay que ser diplomáticos para no herir a los demás en algunas circunstancias.
Toda relación por intima que sea tiene que tener límites o parámetros. Para poder establecer relaciones que nos sean satisfactorias y para poder arreglar las conflictivas es necesario examinar nuestros límites. La gente llega a abusar de nosotros hasta donde nosotros mismos les damos permiso.
Hay límites físicos y limites emocionales, límites que fomentan el desarrollo y la madurez mientras que otros la obstaculizan, a veces somos demasiado radicales y no comprendemos y otras veces demasiado flojos. En nuestros limites en general podemos ser claros, flexibles, rígidos, y difusos.
Para poder reforzar nuestros límites personales, debemos tener la mayor claridad posible acerca de cuál es nuestra visión personal o profesional, a dónde deseamos encaminarnos, qué futuro deseamos tener. Entre mayor claridad logremos tener en describir para nosotros el futuro que deseamos, tanto mejor. El contar con límites personales claros y sólidos nos ayudará a enfocar nuestros recursos más valiosos - nuestro tiempo y energía - hacia el logro de los elementos de nuestra visión.
Los límites personales son la distancia, la división que marcamos entre tú, las otras personas y el mundo, y que depende de pensamientos, actividades y sentimientos que van o no de acuerdo a nuestros intereses y deseos particulares, entre lo que soy y no soy yo, dónde termino yo y comienza el otro o el mundo. Es una línea que trazamos para proteger a una parte o a toda nuestra vida de ser controlada, malentendida, o no considerada.
Este proceso se desarrolla con fuerza en la adolescencia, cuando se define la identidad. Es un camino que empieza al nacer y continúa a lo largo de nuestras vidas. El problema es que algo tan simple y socialmente incorporado, que en la adultez se pierde de vista y nos podemos quedar enredados en experiencias de vida inconducentes, con una dosis importante de sufrimiento e impotencia. Son pieza clave de nuestra salud interior y de la salud en nuestras relaciones; Constituyen una gran barrera o un apoyo único en el camino hacia nuestros objetivos y sueños personales y profesionales.
Cuántas veces hemos escuchado que si hay amor verdadero basta, que todo lo demás se puede resolver. Y ahí nos encontramos apostando al amor, haciendo nuestro mejor esfuerzo y, con tristeza o impotencia, dándonos cuenta de que esa frase, desgraciadamente, no siempre es correcta. Por ejemplo en nuestras relaciones de pareja, el vivir la vida desde la compañía de otros puede ser el límite de uno de los integrantes de la pareja, y el vivirla desde la intimidad y soledad puede ser el límite del otro. Al intentar transgredir sus límites por amor mutuo, están traicionando la esencia de cada uno y no logran, en ese renunciar, ser felices.
Podemos modificar la mayoría de nuestros gustos, estilos, incluso ideologías en el encuentro con otro (s), lo que posibilita las relaciones humanas. Ese microespacio que determina nuestra esencia, nuestros límites, aunque nos estemos muriendo de amor por otro, no podemos transarlo porque significa transgredirse a uno mismo, con todo el sufrimiento que eso conlleva.
Nosotros generalmente no establecemos nuestros límites de una forma entendible y consciente, sino que los vamos estableciendo dependiendo de la forma en que permitimos que nos traten. Esta actitud puede causar problemas, pues hay personas a las que hay que expresarles cuales son nuestras fronteras de una forma clara e inequívoca. La gente no adivina lo que nosotros queremos o lo que pretendemos que hagan. Esperar que nos adivinen nos puede ocasionar problemas, es mejor hablar claro. Por ejemplo: si no te gustan la forma de bromear de alguien contigo tienes que hacérselo saber porque sino esta persona continuara bromeando de la misma forma, aunque a ti no te guste.
Cuando nuestros limites son violados nos corresponde a nosotros aclarar la situación con quien los invade. Estos límites se ven fortalecidos cuando aprendemos a decir Si a algunas situaciones o a decir No a otras. El poner límites no tiene que ver nada con la agresividad ni es un acto de violencia, sino que consiste en ser sinceros cuando se pide que se nos respete. Hay que ser diplomáticos para no herir a los demás en algunas circunstancias.
Toda relación por intima que sea tiene que tener límites o parámetros. Para poder establecer relaciones que nos sean satisfactorias y para poder arreglar las conflictivas es necesario examinar nuestros límites. La gente llega a abusar de nosotros hasta donde nosotros mismos les damos permiso.
Hay límites físicos y limites emocionales, límites que fomentan el desarrollo y la madurez mientras que otros la obstaculizan, a veces somos demasiado radicales y no comprendemos y otras veces demasiado flojos. En nuestros limites en general podemos ser claros, flexibles, rígidos, y difusos.
Para poder reforzar nuestros límites personales, debemos tener la mayor claridad posible acerca de cuál es nuestra visión personal o profesional, a dónde deseamos encaminarnos, qué futuro deseamos tener. Entre mayor claridad logremos tener en describir para nosotros el futuro que deseamos, tanto mejor. El contar con límites personales claros y sólidos nos ayudará a enfocar nuestros recursos más valiosos - nuestro tiempo y energía - hacia el logro de los elementos de nuestra visión.
Para poder reforzar nuestros límites personales, debemos tener la mayor claridad posible acerca de cuál es nuestra visión personal o profesional, a dónde deseamos encaminarnos, qué futuro deseamos tener. Entre mayor claridad logremos tener en describir para nosotros el futuro que deseamos, tanto mejor. El contar con límites personales claros y sólidos nos ayudará a enfocar nuestros recursos más valiosos - nuestro tiempo y energía - hacia el logro de los elementos de nuestra visión.
Los límites personales adecuados son aquellos que van de acuerdo con nuestra visión personal y profesional. Te comparto algunas consideraciones para demarcar nuestros límites personales.
Revisa tus límites personales actuales y procura identificar en dónde tienden a ser poco claros o débiles, identifica en relación con cuál o cuáles elementos fallan. ¿Hay alguna persona con la cual deberías ser más firme, claro o asertivo? ¿De qué manera lo puedes hacer? Toma acción en fortalecer tus límites de manera proactiva y evita continuar reaccionando a situaciones que quizá tú mismo pudieras estar fomentando al no ser claro. No necesitas dar demasiadas explicaciones al respecto, solamente hacerlo de manera firme, clara y asertiva, con Amor.
Evita asumir que ya saben lo que tú prefieres o deseas. Es una trampa en la que seguido caemos, terminando inconformes y sorprendidos porque no se dieron las cosas como deseábamos. Nadie puede leer nuestra mente o nuestro corazón. Sé claro en expresar tus preferencias y tus intenciones, sobre todo cuando alguien te solicite algo que tú no deseas dar o hacer. Por ejemplo, no me siento cómodo en situaciones como la que describes, y prefiero hacerlo de la manera siguiente...
Toma en cuenta que nos es difícil decir No. Toma dedicación, esfuerzo y valentía el demarcar nuestros límites personales; Nos resulta difícil el ser directos y expresar lo que realmente deseamos o esperamos en cada caso. Los límites personales claros y los buenos modales no son mutuamente excluyentes. El demarcar límites no implica no colaborar, o no trabajar en equipo; Significa aumentar nuestra habilidad para expresar lo que realmente deseamos, y con base en ello definir lo que podemos y estamos dispuestos a hacer; y lo que no.
Define límites contigo mismo. Identifica de qué manera puedes estar tú mismo estorbando en tu camino, saboteando en mayor o menor grado tus esfuerzos por avanzar en la dirección que deseas. Evalúa qué tanto estás dispuesto a comprometerte con tu visión, y que tanto ésta implica salir de tu zona de confort actual.
Escucha a tus emociones y a tu intuición. Procura demarcar límites claros y firmes, más evita el construir muros que te aislarán de disfrutar y compartir. Tus emociones y tu intuición son la guía que te ayudará a encontrar el balance adecuado. ¿Alguna vez te has enfermado después de beber o comer algo que desde un principio te supo un poco raro?
Recuerda tú pones tus límites, tú estableces el tipo de relación que deseas, tú das la pauta a otros para que ellos establezcan como tratarte.
El amor genuino y verdadero no destruye.
El amor nutre y nos permite ser tal como somos.
Los límites personales adecuados son aquellos que van de acuerdo con nuestra visión personal y profesional. Te comparto algunas consideraciones para demarcar nuestros límites personales.
Revisa tus límites personales actuales y procura identificar en dónde tienden a ser poco claros o débiles, identifica en relación con cuál o cuáles elementos fallan. ¿Hay alguna persona con la cual deberías ser más firme, claro o asertivo? ¿De qué manera lo puedes hacer? Toma acción en fortalecer tus límites de manera proactiva y evita continuar reaccionando a situaciones que quizá tú mismo pudieras estar fomentando al no ser claro. No necesitas dar demasiadas explicaciones al respecto, solamente hacerlo de manera firme, clara y asertiva, con Amor.
Evita asumir que ya saben lo que tú prefieres o deseas. Es una trampa en la que seguido caemos, terminando inconformes y sorprendidos porque no se dieron las cosas como deseábamos. Nadie puede leer nuestra mente o nuestro corazón. Sé claro en expresar tus preferencias y tus intenciones, sobre todo cuando alguien te solicite algo que tú no deseas dar o hacer. Por ejemplo, no me siento cómodo en situaciones como la que describes, y prefiero hacerlo de la manera siguiente...
Toma en cuenta que nos es difícil decir No. Toma dedicación, esfuerzo y valentía el demarcar nuestros límites personales; Nos resulta difícil el ser directos y expresar lo que realmente deseamos o esperamos en cada caso. Los límites personales claros y los buenos modales no son mutuamente excluyentes. El demarcar límites no implica no colaborar, o no trabajar en equipo; Significa aumentar nuestra habilidad para expresar lo que realmente deseamos, y con base en ello definir lo que podemos y estamos dispuestos a hacer; y lo que no.
Define límites contigo mismo. Identifica de qué manera puedes estar tú mismo estorbando en tu camino, saboteando en mayor o menor grado tus esfuerzos por avanzar en la dirección que deseas. Evalúa qué tanto estás dispuesto a comprometerte con tu visión, y que tanto ésta implica salir de tu zona de confort actual.
Escucha a tus emociones y a tu intuición. Procura demarcar límites claros y firmes, más evita el construir muros que te aislarán de disfrutar y compartir. Tus emociones y tu intuición son la guía que te ayudará a encontrar el balance adecuado. ¿Alguna vez te has enfermado después de beber o comer algo que desde un principio te supo un poco raro?
Recuerda tú pones tus límites, tú estableces el tipo de relación que deseas, tú das la pauta a otros para que ellos establezcan como tratarte.
El amor genuino y verdadero no destruye.
El amor nutre y nos permite ser tal como somos.