Ante las ocupaciones cotidianas tendemos a desconectarnos de nosotros mismos, y a concentrarnos precisamente en aquello que deseamos evitar. Aunque esto tiende a ocurrir con relativa facilidad, también es muy sencillo revertir el proceso y reconectarnos para vivir vidas llenas de sentido y satisfacción. Para lograrlo basta con seguir unos sencillos pasos que al final terminarán transformándonos.
La conciencia es la llave para la transformación. Simplemente estar conscientes de cuales son nuestras convicciones y hábitos actuales, nos coloca en el punto de partida real para nuestra travesía por la vida. En el momento que nos volvemos conscientes de, e identificamos, nuestras ilusiones y apegos, nos liberamos del poder que hasta ese momento ejercían sobre nosotros. Este descubrimiento nos lleva a recuperarnos de las ilusiones pasajeras e incrementa nuestra habilidad para permitir que las cosas sean tal como son.
Una de las decisiones más importantes que podemos tomar es estar presente "aquí y ahora" en cada momento, y una vez tomada, conectarnos con nuestra intención y comprometernos a manifestarse a si mismo. A partir de ese momento su viaje hacia el despertar habrá comenzado. Solo aquellos quienes están presentes y disponibles tienen la habilidad de responder conscientemente, los demás reaccionan inconscientemente.
Mientras que la conciencia nos permite descubrirnos, la responsabilidad nos permite rescatarnos. En el mismo momento en que asumimos responsabilidad por nuestra vida nos rescatamos a nosotros mismos, recuperamos nuestro poder interno, nuestra dignidad, nuestro respeto y la seguridad y confianza en nuestra capacidad. Este proceso a su vez nos hace volver a creer en nosotros, lo cual inevitablemente nos permite creer en los demás y en el proceso que es la vida.
La habilidad de responder conscientemente es una de las más grandes oportunidades que nos brinda la vida. Responder conscientemente significa estar dispuesto, el comportamiento opuesto sería estar indispuesto, ser compulsivo y apegado. Asumir la responsabilidad absoluta de nuestra vida implica una tremenda ventaja, pues nos convierte en los creadores de nuestro propio destino, y así podremos darle forma a nuestro futuro de acuerdo con nuestros deseos e intenciones claras. Esto nos permite organizar nuestros pensamientos y dirigir nuestras energías, para convertirlos en senderos que nos conduzcan hacía el éxito.
Intención: Primero necesitamos decidir que es lo que queremos, y luego establecer metas realizables en las cuales creemos totalmente. Posteriormente visualizarlas en nuestra mente con todo el detalle posible, como si ya fueran realidad. Así empleamos a nuestro favor el principio universal "Aquello en lo que se concentra, aumenta", al alimentar nuestra mente con esos pensamientos, lograremos que estos se expandan. Cuando organizamos nuestros pensamientos para un propósito especifico, asumimos la responsabilidad de manifestar nuestra realidad. Comenzamos a organizar nuestros pensamientos al estar disponibles, presentes y conscientes. Creamos por medio de nuestra intención, así es como el karma, o ley de causa y efecto actúa. En cualquier momento podemos asumir la responsabilidad de ejercer nuestra intención para crear nuestro futuro tal como lo deseamos.
Comprometernos con nuestras verdaderas intenciones equivale a establecer un acuerdo con lo divino. Es solo a partir de ese momento de compromiso que el universo comienza a tomarnos en serio, y se adapta para acomodarnos. Nuestra palabra es un voto sagrado. Cuando damos nuestra palabra no solo estamos comprometiéndonos con nosotros mismos y los demás, nos conectamos a un nivel más sutil con fuerzas vivas que se ponen en movimiento para hacer realidad nuestras intenciones más elevadas, y por medio de ellas nos relacionamos con la esencia que existe en todo y todos. Por medio del compromiso nos comunicamos y conectamos energéticamente con los recursos infinitos del cosmos. El compromiso es el magnetismo que hace que todo permanezca unido y en armonía. A partir del momento en que definitivamente nos comprometemos con nuestro bienestar, el universo comienza a conspirar para hacerlo realidad.
El compromiso debe ser expresado efectivamente en acciones. Ejecutar estas acciones diariamente nos acerca paso a paso a nuestras metas, las cuales se convierten en un sistema de navegación que guía nuestras acciones, por eso es importante ajustar nuestras coordenadas (mantenernos enfocados) constantemente para mantener el curso. Este viaje es un proceso, no un destino, hay que disfrutar la travesía. Actuar conscientemente activa las fuerzas de la naturaleza, y nos pone en contacto con nuestros poderes de manifestación y creación. Ejecutar acciones elevadas atrae abundancia a nuestras vidas, y de esa manera comenzamos a contribuir, enriquecer y servir a la humanidad al reflejar las más elevadas cualidades de nuestro ser interno. Al servir nos volvemos merecedores y receptivos, así es como se asegura el ciclo de creación y transformación, potenciando nuestras vidas y las de quienes nos rodean con generosidad, amabilidad y compasión.
El deseo es la semilla de la acción, y cuando removemos los obstáculos a nuestra creatividad, y dejamos de coartar y racionar las fuerzas creativas, al ejecutar acciones conscientes y elevadas, permitimos que la abundancia fluya en nuestras vidas. Liberar las áreas bloqueadas de su vida le permite vivir plenamente y disfrutar de la vida, sirviendo de la manera más elevada y dando y recibiendo generosamente sin apegos.
A medida que avanzamos comenzamos a ver más claramente la vida como realmente es, y nuestra intuición nos guiará con un significativo impacto en nuestras metas y acciones. Es importante al alcanzar este nivel colocarnos en un estado receptivo que nos permita obtener el máximo beneficio de las intuiciones que recibamos, lo que nos permitirá aprovechar las oportunidades que se presenten para profundizar en nuestro propio descubrimiento. En el camino afinamos y fortalecemos la práctica, ensayamos las intenciones y compromisos, y creamos oportunidades para adquirir madurez y conocimiento. Al desenvolverse ese proceso cultivamos la sabiduría y a medida que obstáculos y retos se presentan, estamos disponibles y presentes para enriquecernos con la experiencia. Esto provee la atención y conciencia necesarias para resolver las energías restringidas y expandirlas al ejercer el desapego.
Disfrutarnos totalmente desprovistos de apego es estar inspirados, esa es una meta elevada que puede brindar mucha satisfacción. Estar inspirados es estar en contacto con nuestra esencia, desde donde podemos armonizarnos con la esencia misma de la creación.
Cuando vivimos momento a momento permitiendo que la esencia fluya a través de nosotros, sin restringirla, permitiéndole derramarse sobre todo y todos los que nos rodean, es natural reconocernos como parte integral del todo. En ese descubrimiento reconocemos que la sensación de estar separados era una ilusión de la mente que es desplazada por la maravillosa realidad de pertenecer a un universo lleno de armonía en el cual la creación, el creador y el creado son uno y el mismo, y en ese estado dar y recibir son también una y la misma cosa, después de la cual solo es posible disfrutar de maravillarnos con cada instante.
No hay manera de poseer mayor riqueza que siendo capaz de aprender a vivir cada momento, con lo bueno, y con lo menos bueno que se nos ofrece. Unamos nuestras energías y fuerzas, para que juntos disfrutemos de todo lo que el universo nos pone en nuestro camino.