El comienzo del otoño marca el comienzo de una época de serenidad, de reflexión sobre lo que hemos hecho. El verano va pediendo su fuerza y va dando pasada al frío que nos invita a la relajación, es momento de agradecer las bendiciones que nos dieron y es época de comenzar nuevos proyectos y disfrutar más de la vida.
El otoño es la estación del mundo interior. El día y la noche son iguales, debemos detenernos un momento para rendir nuestros respetos a la oscuridad, es un buen momento para la meditación y para emprender todo lo que sea trabajo interior, aprendizaje, buscar en nuestra alma aquello que queramos cambiar. El sol comienza a declinar para dar espacio en el invierno en una muerte simbólica. Morimos cada año para renacer en primavera.
El otoño es sabiduría, es tiempo de cosecha, es tiempo de soltar como los árboles sueltan las hojas, para nutrir la tierra y está se prepara para recibir las hojas que caen sobre ella, crujientes, y se llena de colores ocres, amarillos, dorados. El otoño nos invita a permanecer mas en casa, descansar de lo externo, es el momento de la vida para entrar en nuestro hogar, luego vendrán las lluvias que muestra las emociones y riega y bendice la tierra.
Podemos preparar mermeladas y condimentos con frutas y plantas y, asimismo, devolver todo cuanto nos sea posible a la Madre Tierra, reciclando y haciendo compost con lo que ha llegado su fin de manera natural. Recoge hojas y úsalas para cubrir la tierra, dando así alimento para los insectos y las lombrices.
Realiza un ritual muy sencillo pero muy enriquecedor para celebrar el Equinoccio de Otoño. Camina por tu jardín, por tu terraza o por un parque público y acaricia las hojas y los tallos de las flores y de las plantas. Dales las gracias por compartirse contigo, ya que es su energía vital la que nos proporciona fuerza a lo largo del año.
Siéntate, relájate e imagínate como uno de esos árboles o plantas. Concibe lo que supone para ellos producir la savia y el vigor para alzarse hacia el cielo y para enraizarse profundamente. Piensa lo que supone compartir la vida con pequeños animales como insectos, aves y otros seres de la vida salvaje y lo que supone contar con ángeles que estimulen nuestro crecimiento, y evolución. Agradece a las plantas, al jardín, al parque, a la Tierra, la abundancia y variedad de sus regalos.
En ambos hemisferios, el otoño es la estación de las cosechas. El otoño va apareciendo en cada rincón de las copas de los árboles. Los liquidambar, empiezan a mostrarnos tiernos colores escarlata en sus hojas mientras las grisáceas escalaban los peldaños del cielo.
Cada año recibimos el regalo del otoño que retorna para traernos momentos divinos.
El otoño trae sus colores cálidos y calienta el corazón preparado ya para el frío del invierno. Ascienden los amarillos y tiñen las hojas para que reposen en el color de la tierra sin herirla.
Avanza inexorable la muerte en el tiempo de la vida entonando una canción de adioses.
Encierro en mi alma todas las hojas que van cayendo inexorables mientras conservo su tacto suave en la palma de mi mano y aspiro el suave olor que aún conserva su tez marchita.
Quiero sentirme de nuevo niña y pasearme por la seguridad que me daba su antigua primavera.
Consigo dormirme unos minutos cogida de su mano y trasciendo el tiempo y el espacio acunando recuerdos en su alfombra roja que nutrirá la tierra.
Poco a poco pongo bajo llave su gama de colores y dibujo un corazón sembrado de romero para que sea su guardián y marque mi tiempo de espera.
" Otoño, que dificil es ser Otoño llegas para aprender a callar en todos los idiomas"
Pablo Neruda